Add parallel Print Page Options

«Dile al pueblo de Israel que cuando alguien, sea hombre o mujer, sea infiel al Señor por pecar contra su prójimo, debe confesar su pecado y debe restituir a la persona perjudicada completamente el daño, añadiendo el veinte por ciento. Pero si la persona perjudicada ha muerto, y no hay un pariente cercano a quien se pueda hacer el pago, entonces la restitución debe darse al sacerdote, junto con un cordero como restitución.

Read full chapter